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miércoles, 13 de junio de 2007

cabeza de apolo (2000)

La era del vacío
Guillermo Vega Zaragoza
Un par de ciudadanas atenienses se encuentran y chismorrean acerca del crimen más reciente que ha sacudido Atenas: el de Atossa, la esposa virtuosa y fiel, y su marido, que fueron encontrados en la calle, ella apuñalada y él decapitado. Sólo se cuenta con el testimonio de una anciana y loca esclava asiria, quien asegura que en el crimen tuvo que ver la cabeza de la estatua decapitada del dios Apolo. Esta es la premisa de la tragicomedia escrita por Héctor Azar en 1971 bajo el título de La cabeza de Apolo y que Héctor Bourges Valles ha montado en el Espacio C del Centro de Arte Dramático A. C. (CADAC), institución fundada por el propio Azar.
¿Qué interés podría tener una obra neoclásica como ésta para el espectador actual? Posiblemente ninguno si se escenificara sin imaginación y se ciñera únicamente al texto dramático original, pero deja abierto un mundo de posibilidades de interpretación. Esto es lo que aprovecha Héctor Bourges para hacer un desaforado e inquietante pastiche teatral, poniendo en escena un ritual vacío, donde lo importante no es la acción teatral en sí, sino el bombardeo de referencias aparentemente inconexas al servicio de la interpretación personalísima del director, la cual al parecer proviene de la lectura casi fanática del libro de Gilles Lipovetsky, La era del vacío (Anagrama), que desde entonces anunciaba el advenimiento del individualismo y el narcisismo del hombre postmoderno.
En la obra se echan mano de múltiples recursos tecnológicos, que son alusiones a la tecnificación del cuerpo humano que permiten descubrir algo verdaderamente horrendo: que "ahí donde debiera haber algo, está vacío".
Los actores cumplen con su cometido de transmitir una sensación de zozobra. El personaje de la cabeza de Apolo se desdobla en su voz, interpretada por José Luis Nieto, y en la cabeza del dios en sí, a cargo de Sandra Schiffner, que debería ser un efebo pero en su lugar nos encontramos con la encarnación de una bella, anoréxica y narcisista supermodelo. Atossa es una cachonda y descerebrada chica a gogó (Kerygma Flores), la esclava asiria es una darkie sadomasoquista (Elizabeth Gómez).
El mito que caracteriza estos tiempos es Apolo, dios fanático de la razón, transmutado en Narciso, cuyo templo para ser adorado ya no se encuentra en Delfos sino en los millones de sitios en Internet, en cualquiera de los 200 canales de televisión por satélite o en los aparadores de algún centro comercial.
La cabeza de Apolo se presenta todos los lunes de mayo en el Espacio C de CADAC (Centenario y Belisario Domínguez, Coyoacán), a las 20:30 hrs

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