Teatro Ojo revive la memoria y evoca cada paso del movimiento estudiantil de 1968
■ En sitios emblemáticos, invitan a los transeúntes a acercarse en tiempo y espacio a los sucesos
¿Detesta las injusticias pero prefiere permanecer en silencio?; ¿desearía, si no puede dejar de existir, limitarse a dormir por siempre?; ¿cree que para nacer hay que destruir un mundo?; ¿se halla drásticamente seguro de que ir de misionero a Chiapas es la única manera de salvar su alma?; ¿cree que es libre?; ¿ha conocido la libertad?; ¿advierte en Enrique Guzmán un símbolo genuino de rebeldía?
Aún más: ¿le gusta vivir en México?; ¿cuando dicen que ‘como México no hay dos’ suele agregar ‘por fortuna’?; ¿fue a bailar alguna vez al News Divine?; ¿confía sólo en aquellas causas acompañadas por tres manifestaciones semanales?; ¿designa como la momisa a los nacidos en los años 60?; ¿cree sólidamente que ‘al indio hay que darle la razón, aunque no la tenga’?; ¿asocia la palabra granadero con la idea de hospital?; ¿qué le indigna?; ¿qué le alegra?
Tales fueron algunas de las preguntas que se hicieron a los transeúntes el pasado miércoles en el Zócalo, como parte del proyecto transdisciplinario ¡No?
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